Descripción
A Martín le gustaban mucho las historias de terror. Sin embargo, esa noche, después de leer Frankenstein, ya no pudo dormir, aunque no por miedo. Su próximo invento lo tenía obsesionado: crearía un robot chupasangre, como Drácula, pero que además tendría dos personalidades, una buena y otra mala, a la manera del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Sin perder un segundo, se encerró en su laboratorio y con papel de diario, engrudo, un esqueleto y un motherboard -para coordinar todos los circuitos-, finalmente le dio vida a la bestia. Luego le agregó pelo y una máscara, y lo vistió con ropa vieja, para que pareciera un chico de verdad. Pero Martín no era el único genio en su escuela. Victoria y su misteriosa amiga Tatiana también traían algo entre manos, algo que él jamás hubiera imaginado.
Una historia de corazones y tuercas en la que el humor le robará una sonrisa hasta a la más fría de las máquinas.